jueves, 19 de julio de 2012

FORMACIÓN INTERCULTURAL


Christoph wulf: Perspectivas de la educación cultural.

Por Santos Diamantino

El presente tema, nos lleva a reflexionar sobre la diferenciación entre culturas. Tema central en los debates de cualquier encuentro intercultural. Entre los ejes importantes, el otro, el reconocimiento, lo intercultural, la diferenciación son los demarcadores de este tema en debate. Para ello Christoph wulf será quién guíe nuestra reflexión, su ensayo “el otro, perspectivas de la educación cultural” es quien nos muestra los alcances de la formación intercultural. Wulf parte de un enunciado:

“No es la pretensión de entender al otro, sino el reconocimiento de que el otro no es entendible lo que debe convertirse en punto de partida de la formación intercultural.[1]

El primer problema es entender que el otro no es entendible, y esto provoca pensar diferente, y más en temas de educación intercultural. No se puede seguir como lo hizo el pensamiento moderno, donde los intelectuales se dieron licencias al fabricar, al estratificar, al diseñar programas de comprensión, comunicación e interacción. Con el objetivo conciliatorio entre los países Europeos y los países de Latinoamérica. Ellos creían que habían entendido a los otros pueblos.  Pero este síntoma sólo nos llevo a la dominación de los pueblos. Por ejemplo; los españoles  salían con cierta superioridad, porque ellos habían diseñado ese plan a su imagen y semejanza. Además, “porque habían entendido las cualidades de los otros pueblos.”

El dilema fue que estos “intelectuales” no habían entendido a estos pueblos, menos su relación de estos pueblos con la naturaleza. Los latinos o como los llama Wulf, “los aborígenes” habían desarrollado la comunicación con la naturaleza. Y eso no entendían ellos.

Entender no es… sólo un camino para aceptar al otro en su otredad; entender es a menudo un procedimiento para ejercer dominio y someter al otro, como ha sido suficientemente observado en contextos terapéuticos y de dinámica de grupos.[2]

Entonces ¿qué es entender para wulf?

Ø  Entender al otro quiere decir asimilar lo extraño (sentimientos, concepciones y pensamientos disponibles).

Ø  Entender es traducir lo extraño (no es inteligible ni verbal, ni conceptualmente) y volverlo conocido.

Ø  Entender es volver aprehensible, estructurarlo, de modo que este resulte familiar.

Para Wulf, no se puede cometer el error de pasar por alto la ininteligibilidad de las culturas. No es correcto querer ver lo que uno quiere ver, o percibir como lo que nosotros somos. Para eso es importante detenernos en la diferenciación. De esa manera reconoceremos lo no asimilable del otro. Para el reconocimiento es importante renunciar a lo familiar y a lo propio, o comparar con lo que nosotros somos. De esa manera es como se puede adquirir experiencias que amplíen los horizontes de la reflexión.

Uno de los problemas que más disyuntiva nos trae tanto internamente como externamente es relativización de valores. Trabas que logran inestabilisarnos tanto ideológica y emocionalmente. Lo inmediato en estos casos es la fiabilidad en una serie de estereotipos[3]comunes. El fin es rechazar la irritación y superar el desconcierto.[4]Y estos mismos son tomados como incontrovertibles y además que brindan seguridad (tienen sentimientos, concepciones y juicios que hacen ser al estereotipo) merced a su carácter aparentemente universal. La utilidad de los estereotipos se fundamenta en la confusión, y alcanzan una aparente certidumbre en los sentimientos humanos, reduciendo lo complejo a lo sencillo. El resultado que esto causa es la interpretación unívoca[5] del encuentro con lo desconocido.

Justamente el formarnos interculturalmente debe servirnos para eliminar las bases de los estereotipos. Porque nos hacen caer ante lo sencillo y nos hacen ver como lo último, reduce lo complejo y por eso es más atrayente los estereotipos. Wulf considera que es importante el encuentro con lo extraño, como también piensa que es importante dejarla subsistir y no eliminarla. Porque esto puede ser beneficioso para la asimilación del otro en su otredad.

Los países Europeos en su afán integrador diseñan programas interculturales, para integrar a la cultura mundial determinada por la cultura europea. Su objetivo es transformarlos, aculturarlos, Hay una ambición hegemónica de los países europeos de “vincular a las demandas de la universalidad de la cultura propia.”[6] Sin embargo, estas pretensiones se convirtieron en una trampa interna, porque dio muchos problemas en las relaciones de pueblos europeos, los cuales se arriesgan a sacrificar lo particular en aras de lo universal.

El aprendizaje intercultural fortalece las particularidades de cada cultura, y no se sacrifica a las demandas nacionales del universalismo.  Al mismo tiempo el aprendizaje intercultural acepta las particularidades de cada  cultura, le da vía libre a su desenvolvimiento y no lo aniquila subsumiéndolo en lo universal.

“Solo la aceptación de la diferencia de la otra cultura y las otras personas hace posible establecer un fondo sobre el cual descubrir correspondencias transnacionales y promover su desarrollo.”[7]

Wulf nos invita a pensar el futuro de Europa sin correspondencias transnacionales. Europa debe pensar en las bases de la aceptación de lo particular. Para eso los medios masivos deben colaborar, ya que ellos son los formadores de conciencia. La televisión estructura nuestra percepción espacial, reduciéndola a una percepción de superficie.[8]

1.      Las informaciones determinan nuestro sentido del tiempo, ofrendando el pasado y el futuro al presente.

2.      Su figuración ajustada a los medios marca nuestros gustos estéticos.

3.      Nos acostumbramos a que la realidad sea sacrificada a su representación en imágenes.

4.      Las imágenes se convierten, por otro lado, en mercancías supeditadas a la comercialización.

5.      El proceso de abstracción y representación en imágenes…cobra así una intensidad hasta ahora desconocida.

Estos medios son los principales elementos para la universalización. Este es un ejemplo de la dinámica orientada a la universalidad propia de las sociedades industrializadas. Es así, que la formación intercultural debe fortalecer lo que es distinto de la universalidad. Según Wulf, la variedad cultural es un atributo de Europa que merece ser conservado.[9]

Los presupuestos de la formación intercultural yacen en la aceptación recíproca de la diferencia. Solo el camino y la aceptación de la particularidad el otro allanan el camino de la comprensión, la cooperación y la simpatía. El otro debe ser descubierto; sin él no es viable en la actualidad ninguna formación intercultural.[10]

Para Wulf el otro es el afuera, el entorno social hacia donde nosotros vamos, al encuentro. El conocimiento del otro es una tarea interminable; por medio de los estereotipos no se hace más que encubrirla. Lo que se puede hacer es crear un proceso abierto en el aprendizaje y en las experiencias de cada ser humano. Para eso hay que tomar en cuenta tres niveles de la alteridad.

1)      Juicios de valor; ¿cómo juzgo a los miembros de una cultura ajena? ¿me resultan atractivos o repulsivos?

2)      Acercamiento al otro; actitud comunicativa: ¿busco al otro, deseo su proximidad, me identifico con él, lo asimilo o me dejo avasallar por él en la euforia por lo extraño?

3)      Conocimiento; aquí conozco al otro, o lo desconozco, no entro en relación directa con él.

Tres niveles que aceptan la exterioridad del otro, lo cual implica una dosis de auto-superación que hace posible el reconocimiento del otro externo.

Para reconocer y tolerar al otro en su condición de extraño se requiere estar dispuesto a conocerlo en sí mismo. La persona no es una unidad, sino que se compone de muchas partes contradictorias que están fragmentadas y tienen, cada una, sus propios deseos de actuar.[11]

Para wulf, la identidad no puede concebirse sin el otro. La formación intercultural entraña una correspondencia relacional entre un yo fractalizado, irreductible en sus distintas expresiones y otro multiforme. Es así que ningún individuo es lo suficientemente sí mismo, ni puede formarse sólo a partir de sí mismo. Todo individuo depende de una comunidad o de una sociedad, de la cual toma multitud de elementos, con ayuda de la mimesis, para apropiárselos a lo largo de su vida y transmitírselos a los otros.

Creemos que Wulf nos invita a reflexionar a partir del otro. Pero para eso, nos remite a imbuirnos en la formación académica de lo intercultural. El ser humano es naturalmente egoísta, y su percepción de la realidad será en sí mismadas. La realidad exterior es negada por la unidimensionalidad del ser humano. Bolivia no es excepción en ese sentido, algunos de los que dirigen el país tienen percepciones unívocas de la realidad. Bolivia es vista en su generalidad, desde perspectivas regionales, como si fuera “la globalidad boliviana”.

Las políticas actuales están bajo el rótulo de lo multicultural, o de lo pluricultural en algunos casos se inserta lo intercultural, para lograr ciertas articulaciones entre lo propio y lo ajeno. Mecanismos que “han servido para entender al otro”. Pero, en serio, ¿lograron entender al otro? a primera vista pareciese que no. Porque el otro sigue reclamando su espacio ideológico en el país, pidiendo a gritos no me quiten la comida de la boca. Estos articuladores para entender al otro sólo ven lo que les conviene, o perciben la realidad desde experiencias propias. Desde ahí es como se generan programas que marquen la diferencia. Lo interesante es que sus apreciaciones sobre la diferencia cultural parten de apreciaciones personales, en algunos casos aprioris. Experiencias que se han convertido en deducciones intuitivas, y a eso le han dado categoría de enunciados experimentales.

Cuando nos inmiscuimos en temas intuitivos, todo el mundo tiene cierta percepción. Entonces las cosas, los valores, los juicios se relativizan. Y los horizontes pierden sus objetivos. La intuición no es parte del cálculo, y algunos medios masivos se encargan de orientarnos hacia estos deslices. La formación intercultural debe servirnos para no incidir en estas falacias. No por ser fácil es interesante y útil, lo complejo debe ser un desafío para la utilidad humana.





[1] Wulf, Christoph. 1996. “El otro. Perspectiva de la educación intercultural”. Lo Propio y lo Ajeno Interculturalidad y Sociedad Multicultural. Ursula Klesing-Rempel. Editores Plaza y Valdés. México, 1999, 223.
[2] Ibíd. 223-224.
[3] Por estereotipo debemos entender, una idea o imagen aceptada por la mayoría como patrón o modelo de cualidades o conductas.
[4] Ibíd. 224.
[5] Por unívoco entendemos, que contiene una sola interpretación.
[6] Ibíd. 226.
[7] Ibíd. 226.
[8] Ibíd. 227.
[9] Ibíd. 228.
[10] Ibid. 228.
[11] Ibíd. 229.

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