martes, 12 de marzo de 2013

Revista Estudiantil de Antropología y Arqueología: desjerarquizando el espacio académico
8 de Marzo de 2013
Angela Caballero Espinoza

Les agradezco por invitarme a presentar esta revista. Considero muy valiosa la oportunidad para situar en contexto, la posibilidad que como comunidad universitaria de la Carrera de Antropología -Arqueologia, tenemos para construir actitudes propositivas, críticas, autocriticas y espacios de relacionamiento desjerarquizados. La comunidad académica, se caracteriza por sus múltiples jerarquizaciones, discriminaciones escalonadas que según las distintas tradiciones transitan desde el lugar de procedencia, el lugar donde uno/a estudio o se formó, el contexto sociocultural en el que nos formamos, la edad, el género, la adscripción étnica del sujeto y los tamices que proceden del conocimiento referente y su epistemología, etc. Reconocer la necesidad de transformar estos espacios para desjerarquizarlos pasa por constituirnos como sujetos de enunciación (Dussel:1977), es decir autoubicarnos no como partículas arrastradas por las fuerzas de poder dominantes, sino como actores portadores/as de fuerzas de poder que nos habilitan a transformar las relaciones de dominación-subordinación preexistentes (Wacquant-Bourdieu:1995), generando nuevas relaciones más equitativas, las mismas que no necesariamente pasan únicamente por una valoración siempre positiva, más bien romántica, idealizada y hasta falsa; sino también por una valoración crítica, capaz de autoobservar las debilidades, facilitando la visibilización de soluciones. En este marco, construir relaciones equitativas en espacios académicos, a mi entender pasa al menos por los siguientes aspectos:

1. Valorarnos como sujetos de enunciación que formamos parte de una colectividad, esto quiere decir, autoubicarnos de las formas más honestas y autocriticas posibles asumiendo la responsabilidad sobre nuestras acciones.
2. Valorar nuestras capacidades creadoras, generadoras de ideas, propuestas, crítica, etc.
3. Poner en valor la diferencia de los actores.
4. Vigilar el (Des)equilibrio de la participación.
5. Reconocer las limitaciones primarias (de partida) y las de proceso para superarlas.

Es en el marco de los 5 puntos arriba mencionados que a continuación menciono algunos aspectos de la Revista Estudiantil de Antropología y Arqueología.

1. Valorarnos como sujetos de enunciación que formamos parte de una colectividad, esto quiere decir, autoubicarnos de las formas más honestas y autocriticas posibles asumiendo la responsabilidad sobre nuestras acciones en la transformación del contexto, aplaudo la capacidad organizativa de los estudiantes que ha dado como resultado este material que refleja en cierta medida quienes (un quienes plural, más amplio que el de los/as autores/as de los artículos) son o constituimos la Carrera. En esto me incluyo, pues la revista no solo refleja quiénes y cómo más o menos son y fuimos los/as estudiantes, sino también quienes somos los/as docentes y la dirección académica de la carrera, lo que hemos sido capaces de dar, contribuyendo o no en esta construcción; en este marco considero entonces que puede leerse esta revista no solo como la suma de varios artículos sino también como la radiografía de nuestra carrera, o al menos de una parte de ella y de lo que es capaz de producir. En ello asumo – como docente-, que hace falta reconocer autocríticamente que los/as docentes aparentemente estamos haciendo un trabajo disperso que no contribuye, que es poco preciso en lo conceptual, es débil en lo teórico y metodológico, y con quiebres en cuanto a la capacidad de perfilar las potencialidades de la antropología para el análisis e interpretación de la experiencia de la cotidianidad y la reflexión critica y propositiva hacia la producción de conocimiento emancipado, sin jerarquizaciones. En relación a las/os estudiantes considero que hace falta reflexionar sobre cómo hacerse entendibles a los demás, hacerse sujetos capaces de ser escuchados y comprendidos….estar claros (para si mismos) en lo que se quiere comunicar.
2. Valorar nuestras capacidades creadoras, generadoras de ideas, propuestas, crítica, etc. , aplaudo la capacidad de los/as estudiantes de detectar la necesidad de que la carrera “produzca” conocimiento y propuesta. Desde allí valoro positivamente las temáticas planteadas en los artículos por su actualidad e importancia para la coyuntura política nacional, la colaboración de los estudiantes de universidades extranjeras de la región y la colaboración de una persona con larga trayectoria académica. Valoro las visiones de las/os autores de los artículos que llegué a comprender así como las que no llegue a comprender pues me sitúan mejor en la realidad de la carrera y en la mía propia; sin embargo es evidente que hay debilidades, ideas reiteradas, algunas ideas poco comprensibles para el/la lector, y sobre todo es evidente y por lo menos a mí me hace falta la autoubicación de los/as autores en cada una de las temáticas tratadas, (es decir qué les hace situar ese tema a cada uno como central en su capacidad de expresarlos como sujetos). Considero que la ausencia de la autoubicación, limita las capacidades propositivas de los/as autores y los/as condiciona a repetir datos y planteos de otros/as. Por ello reitero la consideración de que hay que reflexionar respecto al locus, a situarnos como sujetos de enunciación, y reconocer que el hecho de escribir y de producir conocimiento es valioso no solo por la producción intelectual misma, sino por la posibilidad de generar nuevas relaciones de poder en el ámbito académico, en este caso, dentro de nuestra carrera.
3. Poner en valor la diferencia de los actores. Es altamente valorable que actores muy distintos, con diferentes referentes y visiones, encuentren en la revista un espacio que les da un lugar a todos/as, valorando su derecho a participar formando parte de una comunidad de diferentes que se pueden complementar o al menos colaborar, ese espíritu es algo que pienso se debería mantener y fomentar hacia adelante.
4. Vigilar el (Des)equilibrio de la participación. Integrar cada vez a más estudiantes, generar mecanismos para motivar la producción de las/os estudiantes, la colaboración de las/os docentes, es un factor que hay que vigilar para evitar la generación de “roscas”, tan populares en las culturas del trabajo en el país y también en nuestra carrera. 5. Reconocer las limitaciones primarias (de partida) y las de proceso para superarlas. Algunas de ellas: reconocer este espacio (la revista) como un recurso de seguimiento al trabajo que docentes y estudiantes en conjunto estamos haciendo, en lo bueno o favorable (el abordaje crítico de ciertos temas, la fluidez del tránsito entre temáticas, lo que al mismo tiempo puede ser una debilidad como una fortaleza) y en lo malo o no favorable (problemas que van desde la imprecisión conceptual hasta la redacción, corrección edición de textos, diseño gráfico, criterios de selección de los/as artículos, etc.) Agradezco nuevamente por la posibilidad que se me ha dado hoy para expresarme respecto a la revista de Estudiantes de Antropología Arqueología, felicitándoles por el emprendimiento, el empeño y el resultado, y termino mi intervención saludando a todos y todas las presentes en este día que celebramos la lucha de miles de mujeres para construir espacios desjerarquizados, lucha a la que muchos hombres se están sumando, contribuyendo a construir espacios más igualitarios, más equitativos donde sea posible expresarnos con libertad y ser escuchados/as con respeto, o leídos con respeto, por ejemplo a través de esta revista que ha nacido hace poco y que espero tenga muchos años de vida. Felicidades! y gracias.

Referencias BOURDIEU Pierre – WACQUANT Loïc J.D. Respuestas por una Antropología Reflexiva. Grijalbo. México D.F.,1995. DUSSEL Enrique, Filosofía de Liberación, Edicol, México D.F., 1977

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